miércoles, 1 de junio de 2016

MI PRIMER HALF IRONMAN...Volumen Chú. VEN A SALOU QUE EL MAR ES UN PLATO DECÍAN.

Domingo. 4 y poco de la mañana. Suena el despertador. Aunque es tontería, porque creo que lo único que he hecho durante la noche ha sido cerrar los ojos y levantarme a mear 4 veces, dormir lo que se dice dormir creo que 45´ repartidos en bloques de diez, y entre bloque y bloque mear y ver el despertador que no se me pase la hora. Y sin embargo salgo de la cama como un rayo. Hoy sí. Es el día. Medio año después. Aquí estamos. Hablando en plata: JO!!! DER!!!!



Conversaciones de un domingo
cualquiera antes de hacer un
half ironman a las cuatro de la
mañana.
Apenas pasadas las 4 de la mañana ya estoy intercambiando güasaps con Sta. Pi, a la par que desayuno y procuro que no se me salga el corazón por la boca. No dormí un cagado pero estoy con los ojos como platos. Lo primero de todo es asomarse para ver el tiempo. Aunque sea de noche, lo más importante, no hace tanto aire como se preveía. Estábamos acongojadicos porque las previsiones eran de rachas de viento muy muy brutas. Hace aire, pero vaya, el cierzo ha sido nuestro amigo y enemigo durante muchos meses, así  que para nosotros no es nada del otro mundo. Paso a recoger a Sta.Pi a la puerta del hotel. Por lo calle sólo se ven almas perdidas con olor a alcohol y almas más perdidas aún con olor a linimento y a miedo. Son las cinco de la mañana…dios qué locura. Vamos a los boxes a meter un repretón de aire a las ruedas y a dejarlas tuneadas con los geles, bidones, etc "Un momento!!! No cogí los bidones!!!” Me suelta Sta.Pi."Tira, corre!! Sólo quedan dos horas!!! Y los boxes están a 400m de aquí!!!! Que no nos da tiempo!!!!!!" jajajaja
Vamos a los boxes y allí fijamos al cuadro el menú principal del almuerzo de hoy, una colección de geles rica rica. Colocamos los bidones. Metemos un chufletazo de aire a las ruedas para que queden como los adoquines de caramelo que venden en Don Jaime (duras, no dulces). Comprobamos que el desarrollo que llevamos en plato y piñón es el bueno. Y nos quedamos un rato mirando lo que hacen los de al lado, por si acaso se nos olvidó alguna cosa a nosotros…

Hoy para almorzar nada de huevos fritos con longaniza.
Cinco geles a cada cual con peor sabor (frutas del bosque y cola).


Ready to party!!!
Todo listo. Vamos a la playa a plantar el pino del miedo; habitualmente antes de las carreras  es un pis, pero la ocasión bien lo merece (en la playa, pero en los baños, quiero decir eh!). La verdad es que ya no hay nervios. Ahora todo es concentración. Mezclado con ganas, preocupación, un poco de jiñe. Un batiburrillo de sensaciones de todo tipo. Nos ponemos los neos, a la par que agarramos capazo con una triatleta vitoriana/maña que tenemos al lado (qué raro eh, nosotros de charrada con alguien...) que también está colocándose el neo. Oye tú, mira que es pequeño el mundo, pues no resulta que la compi en cuestión  fue compañera de equipo de Sta. Pi cuando competía en dobles!!!!!!!! Un saludo Dina!!!! (en Vitoria este año ya no porque no quedan dorsales, pero nos veremos en otra liada de fijo!!). Yo no sé si el hecho de llevar el culo que no me cabe el bigote una gamba o qué pero casi ni me cuesta ponerme el traje. Venga. Unos largos en el mar antes de que salga el sol, que en las películas parece como muy idílico y tal. Así que dejamos la mochila en el guardarropas y vamos al mar a nadar un ratico. Lo que os comenté de idílico de nadar a la luz de la luna en el Mediterráneo...pues va a ser que con bandera amarilla no. El agua no está mal de temperatura la verdad. Pero es meternos en el agua por la cintura, y descubrir que la natación de hoy va a ser una auténtica odisea. Una ola detrás de otra. Que Neptuno coja confesados a los que no metieron horas de natación para preparar el Half de Salou... Nosotros otra cosa no, pero kilómetros de cloro ya tenemos. Así que miedo ninguno. Eso sí, espectativas de hacer tiempo en el agua bye bye. Aprovechamos el oleaje y la toma de contacto incial para hacer el pis del miedo definitivo (tranquilos, no usamos neoprenos de alquiler, son en propiedad). Y marchamos a la zona de la playa donde será la salida.

Una colección de gorros de colores y todos con el mismo careto deambulamos por la zona. El color del gorro determina la hora de salida. Primero los élite de color negro, luego los rositas, las chicas, después los de no sé qué edad con otro color, etc etc A última hora se cambió el recorrido del circuito de natación, por cuestión de seguridad debido al oleaje y a las corrientes que había. Vendría a ser para que lo visualicéis, como una R pero achatatada. Pasar cuatro boyas, tres de ellas señalizadas con un globo de helio en lo alto; el cual debería estar a tres o cuatro metros sobre la boya pero que debido a la airera que casca está prácticamente a ras del agua azotado por el viento (con la boya en un lateral). Todo el mundo estamos visualizando el recorrido. Se retrasa media hora la salida. Lo cual no me hace ni pizca de gracia porque me tocará correr los 21 kilómetros con más calor si cabe en pleno medio día. Pero qué más da. Ahora ya de perdidos al mar.  Van dando salida a las diferentes tandas.

Sta. Pi on fire!
Primero los élite. Luego las chicas. La verdad es que es emocionante de pelotas. Los dos minutos antes de cada tanda ponen una canción previa al cañonazo de salida, y el ambiente que se respira te pone los pelos como escarpias a pesar de llevar puesto el neopreno. Creo que hasta me emocioné en algún momento. Joder. Que empiece ya mi tanda, por favor. Necesito echarme a nadar ya!!! (como dije a las cuatro de la mañana a Sta. Pi! jajajajaja) . Esa media hora de espera hasta que tocó a la tanda de mi color de gorro se hizo interminable. Con la mirada puesta en el circuito para ver cómo les iba a los compañeros. Mientras tanto, la orilla del mar está copada por gente con el agua hasta las rodillas para echar el último pis del miedo antes de comenzar las hostilidades (sí, qué os pensabais, que todos los triatletas que había entrando y saliendo del agua estábamos metiéndonos para sentir las olas en los pies??). Veo que la bancada de gorros rosas nada bastante agrupada hasta la primera boya. Sta. Pi eligió colocarse en el lateral izquierdo para tomar la boya por fuera alejada sin agobios, yy las corrientes la están alejando a ella y al resto de delfines con gorro rosa de esa boya, así que curva abierta y metros de más al canto. Gorros lilas. Es mi turno. Me meto a la cámara de llamadas. Uf, ahora sí que sí. Me despido de Jorge de Andanda EH y nos deseamos suerte. Mi idea inicial era ponerme en la izquierda, para abrirme y evitar golpes ya que todas las boyas las tenemos que dejar a derecha. Pero visto el oleaje que hay, la gente se está abriendo demasiado por el empuje de las olas y están dejando las boyas demasiado alejadas. Así que me pongo en la derecha y a por todas. Tomaré la boya lo más cerca posible, paso de hacer metros de más. No recuerdo qué canción sonó pero el corazón se me puso a mil.
THAT MOMENT!

Suena el cañonazo y comienza la guerra. Tengo ciento y pico personas nadando a mi izquierda y cero a mi derecha. Las olas al principio vienen de frente. La boya hacia la que tenemos que ir tiene un globo en lo alto. El mar está subiendo y bajando constantemente. Así que las primeras orientaciones nadando son muy confusas. Si sacas la cabeza para localizar la boya y enderezar el rumbo cuando estás abajo de la ola, lo único que ves es agua, agua por todas partes, rodeado. Absolutamente nada más. Si te orientas cuando estás arriba de la ola, tienes suerte y puedes divisar la boya a lo lejos. Así que los primeros metros los uso para tratar de acompasar mi orientación con el ir y devenir del mar. Me cuesta bastante la verdad. Pero sigo teniendo cero personas a mi derecha y un grupo a mi izquierda (que me sirve para no pensar que mi trazada a la boya es una locura). Conforme nos acercamos a la susodicha boya, respiro alguna vez de izquierdas y compruebo que el grueso del pelotón ha sido desplazado por las corrientes o porque no se orientaron bien, bastante hacia la izquierda, lejos de la boya. Genial. Triunfé como la cocacola. Llego a la boya, y la paso rozándola con el brazo sin absolutamente ningún agobio. Ahora toca recalcular rumbo, como dice el GPS del coche. La verdad es que el panorama hasta la siguiente boya casi mete miedo. Es una recta larguísima. Más que un día sin pan. La boya se ve lejísimos. Cuando se ve. Ahora toca coger ritmo a la par que regular. El sube y baja del agua es continuo. Al estar la boya tan lejos, hay bastantes veces al sacar la cabeza que no se ve absolutamente ningún punto de referencia hacia donde nadar. Aunque estés arriba de la ola, si la boya está abajo, es imposible saber en qué dirección nadar. En este tramo en concreto mucha gente se para. Hasta yo lo hago dos o tres veces (y Sta. Pi, por supuesto). Prefiero parar y elegir buen rumbo que nadar por nadar en dirección contraria. Sta. Pi decide seguir el instinto de una compañera y fiarse de que la otra elija bien el rumbo...y así lo hizo, eligió una buena línea recta, pero hacia la lancha de salvamento para que la sacaran. Así que cuando Sta.Pi ve que la triatleta que se puso como referencia para nadar estaba nadando hacia la barca para abandonar, le toca jurar  y recalcular rumbo de nuevo...
Sigo a mi rollo adelantando gente. Aquí ya empiezo a pasar gorros de color amarillo que era la tanda que salió cinco minutos antes. Y también algún gorro rosa, que salieron media hora antes!!! De hecho ya comienzo a ver los primeros abandonos. Gente nadando a braza, a espalda, llamando a las lanchas. En este momento pienso que todos aquellos que no se hayan metido buenas panaderas de natación para preparar el Half, las estarán pasando re-putas. El mar está más que alegre, pero si lo probaran mis compañeros de Aguas Abiertas de Asturias dirían que el agua está disfrutona!!!! Y las pocas veces que he coincidido con ellos nadando me han servido para afrontar con filosofía esta natación. Si el mar no es un plato, pues te adaptas. El pone sus normas, si quieres las tomas, y si no, te subes a la barca. Me olvido de hacer tiempo. Disfrutar y punto. Sigo adelantando gorros de colores. Verdes, rojos, etc Muchos se quedan bastante rato parados sin saber hacia donde nadar. A más de uno estoy por decirle "Sígueme!", pero lo más probable es que sean guiris y piensen "qué cojones me está diciendo el averiado este" así que sigo a mi rollo. Sta. Pi en esta recta también es donde empieza a ver gorros de colores que le pasan, y lo único que le preocupaba de la natación era lo caballerosos que pudieran ser a la hora de hacerlo esos primeros nadadores más rápidos de las tandas anteriores (os explico para los no iniciados: en el sector de la natación de un triatlón no hay educación ni cortesía, vale? Hay gente que nada y si te pasa por encima porque estás en su trayectoria pues poco le importa, o si en una brazada te mete un guantazo pues con eso te quedas). Por suerte no recibe muchos golpes ni agobios.  Poco a poco voy recortando distancia a esta boya que parece estar en el fin del mundo. Ya no sé si me estoy flipando o qué pero creo que hasta conseguí acompasar las brazadas con las olas. El caso es que me lo estoy pasando hasta bien. No noto que el neo me esté haciendo rozadura y no tragué apenas agua! Boya superada. Toca elegir rumbo hasta la siguiente.

Ven a Salou que el mar es un plato, decían... Suerte que hemos entrenado en piscinas municipales en hora punta y estamos
hechos a todo. Prefiero las olas del Mediterráneo a las Señoras Que Nadan Y Golpean Por Mitad De Calle.

Los globos de helio están en la superficie el mar en lugar de lo alto de la boya para señalizarlas. El viento no perdona. Aún así tomo todas las boyas muy cerrado así que no me da la sensación de nadar metros de más. La tercera boya está muy cerquita así que visto que no necesito orientarme tanto me permito apretar un poco el ritmo. Y una vez pasada cambia la cosa...la última boya no tiene ni globo ni nada. Aleja un poco, y para más jodienda el sol está justo detrás de ella. Por tanto lo único que ves cuando miras hacia delante para enderezar el rumbo es sol, sol y más sol. Ni rastro de boya. En esta recta las olas vienen de derechas. Y de vez en cuando algún nadador también. El mar te lo echa encima si no estás atento. Así que entre pitos y flautas toca meter unos cambios de ritmo cuando me intentar hacer el bocadillo entre varios. Aquí la única orientación es mirar por la izquierda y procurar no acercarse mucho a la playa. Nada más. Toca nadar a ciegas y rezar a Neptuno para que en un momento u otro consigamos ver la dichosa boya. La roja, no la amarilla con unas cuerdas que no sé de dónde salió pero que pasamos varios por encima. Sta. Pi en este punto lleva una rozadura de mil pares de pelotas en la nuca y tiene más pereza que ganas de enfilar la última boya (pero como nadie dijo que esto fuera fácil, pues no queda otra que continuar y tragar el menor mar posible). Y por fin se ve el triangulico-boya roja. .Aleluya!!!! Esto se acaba así que un último apriete. En pasar esa última boya ya sólo queda encarar una diagonal hacia la playa.  Aquí las olas van a favor así que es una gozada avanzar. Avanti a toda máquina!!! La gente echa pie al fondo en cuanto puede y deja de nadar a la mínima que hace pie. Yo paso. Se amortiza mejor el mar braceando hasta que rozas el fondo. Y en una de esas meto una enganchada de arena con la mano... Así que se terminó la natación. La parte que más me gusta de cada triatlón. La peña sale como con prisas del agua. Yo salgo ya medio enfadado. Con lo bien que me lo estaba pasando... Del agua salgo el 249 (oye, de 1.200 no está tan mal eh).   Me adelantan camino de la T1 dios y la madre. Yo ya no tengo prisas. Chino chano y hasta la línea de meta...

Y del mar no hacía más que salir gente y gente corriendo. Triatletas decían que se llamaban.

En la T1 nos vamos quitando el neo, y, y el comentario generalizado es un "Joder cómo estaba el mar!!!". Saludo a un compañero del Club Cierzo. No se la gozó tanto en el agua, como la mayoría de gente, vaya. Me tomo mi rato  para quitarme el neopreno, podría decir que pasaba de prisas y tal (que es verdad), pero lo cierto es que soy torpe como yo sólo y me cuesta horrores hacerlo  rápidamente (me refiero a quitarme el neopreno, eh!). Me pongo el casco, me quito un poco la arena de los pies con una toallica que me dejé en la BIKE BAG, las calas, gafas, dorsal, y a por la flaca!!

Comienza el siguiente segmento. Por delante 90 kilómetros de carretera y manta...

Pero el sector de bici ya es cosa de otra entrada en el blog!!!!

(Sí, hemos hecho un puto Half Ironman, vete tú a saber cuándo haremos otro, vale? Así que tenemos brasa pa rato!!!!!)

Continuará...

(Oye, que esto no significa que para los otros dos sectores del Half vaya a hacer dos entradas eh. Pero es que para la natación me ha salido, maño. O sí, qué me sé yo. El caso es que me pongo a escribir y a soltar la chapa, y cuando llego al final es cuando veo el testamento que me casqué...)

CUANDO ESTÁS EN LA LÍNEA DE SALIDA DE TU PRIMER HALF IRONMAN

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